18 julio 2008

Magic tour 2008: El Boss en Madrid

A día de hoy, cualquiera podría darse cuenta de que, por mucho que trate de asustar la SGAE, la música en directo goza de buena salud vista la enorme oferta que viene dándose cada verano. Si uno mira el calendario a mediados de junio, ya se van confirmando los carteles de las decenas de festivales que se celebran hasta bien entrado el mes de septiembre. Lo malo de estos festivales, por lo menos en mi caso, es que de la enorme cantidad de grupos que tocan, nunca me interesan más de dos o tres, y dado que en un par de días tienen que tocar todos, el tiempo por actuación difícilmente supera la hora. Hay quien en una hora da para mucho, pero ahí me tienen a Bruce Springsteen que a sus 59 años se pela tres horas de concierto y le saca los colores a todos aquellos que piensan que con presentar nuevo disco apañado se queda el público.
En 2003 tuve la enorme suerte de verle en La Peineta, y la impresión que le queda a uno según recogen los bártulos y se tira para casa es que difícilmente podría superarse. Pero anoche lo hizo. Dudo mucho que, de entre las 60.000 personas que asistimos anoche al Bernabéu, alguien pudiese sacarle un pero a una actuación enorme.

En el concierto de 2003, se pudo ver al Springsteen más comprometido, más folk, con más referencias a la América profunda del "The ghost of Tom Joad", más crítico con su país, presentando "The rising", un álbum en el que el optimismo y la acuciante necesidad de tirar hacia adelante tras el 11-S, no borraban del todo las sombras y el sufrimiento del ciudadano de a pie.
Magic, el disco que supuestamene vino a presentar en Madrid anoche, conserva la crítica hacia la administración Bush y su política en Irak. Sin embargo, el concierto nos devolvió al Springsteen más rockero, pues por mucho que la gira se llamase "Magic tour", apenas pasó por encima del disco con cuatro temas que se integraron perfectamente en (repito) las tres horas de música que ofreció en el foro y en las que brindó canciones que ya son clásicos en la historia del rock.
Si bien "Born in te USA" con toda seguridad no volverá a sonar en directo -curiosamente "rompió" con su canción más laureada antes del tour de 2003-, no faltaron "Born to run", "The river", "Dancing in the dark" o "Brilliant disguise", siendo a mi juicio esta última de las mejores del repertorio. Se arrancó en castellano, para saludar y para criticar el recorte de las libertades en su pais, tocó, bailó, se arrastró, se mezcló con el público, se atrevió con una versión de "Twist and shout" de los Beatles que derivaba en "La bamba", jaleó al respetable y despejó todas las dudas acerca del rumor sobre que esta del 2008 es su última gira.

No necesita nuevos discos para hacer conciertos inolvidables, pero lo sigue haciendo; acumula 35 años a sus espaldas dándolo todo en directo; a sus 59 años demuestra más vitalidad en el escenario que gente de 20; aúna compromiso, espectáculo y éxito; no deja que nadie se apropie de sus denuncias, que trafique con sus canciones (el uso de "Born in the USA" en una campaña electoral de Ronald Reagan -que no debió prestar mucha atención a la letra del tema- es una de las razones por la que ya no la canta); tiene detrás una banda (no la olvidemos), la E Street Band (pude leer "Stret Band" -sin la E que señala la calle en sí- en alguna camiseta pirata de la gira), inmensa con la que gracias a años y años en la carretera se compenetra de una forma increíble; es capaz, como ayer, de hacer que 60.000 personas viviesen un concierto impresionante.
Hay músicos enormes, a quienes la etiqueta de artista les viene como un guante. Pero por muchos más que nos pueda dar la música, él es y seguirá siendo el Jefe.
Y tenga o no la suerte de volverle a ver en directo, puedo decir aquello de que yo estuve allí.

01 julio 2008

Reflexiones eurocoperas

Cuarenta y cuatro años han tenido que pasar para que se desatase la locura y el júbilo colectivo gracias al triunfo (tan merecido como inicialmente inesperado) de la selección absoluta de fútbol en la Eurocopa. De Vigo a Barcelona, de Jerez a Mahón, o de Gran Canaria a Bilbao se han visto muestras de incontenible alegría por la celebración de un título que pone fin a la manida maldición de cuartos.

Titánica cobertura la de Cuatro (que le ha costado a la tele de Prisa 80 millones de euros -70 por los derechos y 10 en despliegue de medios), gracias a la cual los tótems de la cadena se han forrado bien los riñones a base de la publicidad que ha jalonado partidos, post-partidos, previos y especiales y que han roto todas las audimétricas marcas que existían por estas latitudes.

Tras tres semanas de sangre (Ballack), sudor (con temperaturas a pie de campo superiores a los 30º) y lágrimas (por lesión -Frei-, eliminación -Modric- o victoria -Villa-), ahí van unas cuantas reflexiones sobre la gesta y su cobertura.

- Saturación. Si la Eurocopa llega a durar dos días más, me arranco los tímpanos para no volver a escuchar el "Podemos" de los cojones.

- Todo se pega menos la hermosura. En un infinito gesto de compasión, alguien en Cuatro decidió poner a Gonzalo Miró al abrigo de Concha García Campoy, para ver si al chaval se le pegaba algo de la reconocida comunicadora. Poco a poco la cosa les ha salido al revés, y los comentarios de la Campoy durante el torneo se han acercado demasiado al caos cognitivo del hijo de la Miró.

- Cero a la izquierda. ¿Cuál es el apellido real de Nico Abad? Quiero decir, este tipo tiene que ser hijo de algún pez gordo de Prisa, fijo. Tras un más que irregular paso por programas como "Soy el que más sabe de televisión del mundo", "Hazte un cine" y un par de concursos más, le vino a ver Dios cuando le colocaron en deportes, suponemos que para no molestar demasiado. Craso error. No queda muy correcto presentar Zona Cuatro como un hooligan modernito con ínfulas de comunicador.

- La camisa roja. Palacio de los deportes, jueves 26 de junio. Concierto de Juanes a las 22.00 horas. Semifinal Rusia - España a las 20.45. En los bares de la Plaza de Dalí no cabe un alfiler, imposible seguir el encuentro allí. "Pues para adentro, que aunque queden 40 minutos para que empiece el concierto, mejor esperar sentadito". En el interior del recinto, cuatro pantallas gigantes y el partido en directo. Con cada gol (y acabaron 0-3), el delirio, abrazos con desconocidos y los cientos de espectadores congregados allí antes del recital dejándose la garganta. Quizá el miedo por un segundo incendio del Palacio de los Deportes -la descontrolada masa le habría pegado fuego si los organizadores hubiesen cortado la imagen- hace que el concierto empiece con 45 minutos de retraso. España en la final, todos contentos y Juanes con la camisa... roja.

- Expedientes X. "Los pelos se me salen de la emoción", José Antonio Camacho dixit, en un emocionante momento de uno de los lances. "El fútbol es como el ajedrez, pero sin dados". Esta perla es de Lukas Podolski, delantero de la selección alemana, no creo que merezca comentario alguno, lo estropearía.

- El opio del pueblo. Las celebraciones por el título nada más acabar el partido fueron sonadas y el recibimiento de la comitiva en Madrid mastodóntico. ¿Es que no hemos ganado nada antes? Sin tener que retroceder 44 años en el tiempo (por entonces la Naturaleza ni siquera se había puesto a buscar la magistral fórmula y el molde con que brindaría mi existencia), tengo frescos los recuerdos de triunfos en baloncesto, tenis, ciclismo, balonmano, categorías inferiores de fútbol -sub 17, sub 21-, gimnasia rítmica, atletismo, golf, waterpolo, automovilismo o motociclismo, casi ná. Aunque, claro está, a nadie se le ha oido aún "el golf es el opio del pueblo" (por mucho que se juegue sobre hierba).

- Impagable ejercicio de deformación profesional. Iker Jiménez (sí, Jiménez, no Casillas) como invitado en el plató de Zona Cuatro luciendo polo Lacoste de soldario color rojo. Haciendo publicidad de la emisión de los Sanfermines, Ángels Barceló presenta la mascota de los encierros, un toro azul diseño de Kukuxumuxu. E Iker no se resiste a comentarlo. "El toro. Animal mágico. Animal de poder".

- Sabiduría popular. Ahora todo el mundo sabe de fútbol. Pero pregúntales el nombre de 5 jugadores alemanes, por qué es famoso Panenka o el significado del 4-4-2 ("un número de Movistar para consultar el saldo" ha sido una respuesta real sobre esta pregunta, tela, telita, tela).

- El (verídico) caso de Milagros García. "Hola, soy una ciudadana española que, como todo el mundo, está viendo ahora en la televisión la llegada de la selección de fútbol a Madrid". Así comenzaba una surrealista conversación telefónica entre una mujer (de ahora en adelante "A"), cuya avanzada sordera y tono de voz la hacían parecer centenaria, y un servidor ("B" obviamente). La cosa siguió:
A- "Se llama Milagros García"
B- "Disculpe, ¿quién se llama Milagros García?"
A- "Milagros García" (no jodas...)
B- "Creo que no la entiendo"
A- "Que he visto por la televisión que se llama Milagros García"
B- "Bien, ¿y quién es Milagros García?"
A- "Yo"
B- "Ajá. O sea, que usted ha visto por televisión que usted se llama Milagros García..."
A- "No, yo no..."
B- "Entonces usted no se llama Milagros García"
A- "Sí, pero me refiero al avión"
B- "¿Qué avión?"
A- "Milagros García"
(...)
B- "Vamos a ver, usted se refiere a que hay un avión que se llama Milagros García" (bueno, la mayoría de las compañías aéreas les ponen nombres propios a los aviones, tampoco era descabellado por el momento)
A- "Claro, el avión"
B- "¿Y a qué avión se refiere?"
A- "A Milagros García"
(...)
B- "Recapitulando, que hay un avión que se lama como usted"
A- "Es lo que le estoy diciendo"
B- "Bien, ¿y qué información quiere exactamente?"
A- "Quiero saber de qué compañia es"
B- "Pero a qué avión se refiere exactamente"
A- "Al que se llama Milagros García"
(...)
B- "Bien, a ver si avanzamos un poco ¿qué avión ha visto usted en la televisión que se llame Milagros García"
A- "Pues al avión ese"
B- "¿Pero qué avión?"
A- "Milagros García"
B- "Vamos a ver... ¿de dónde viene el avión?"
A- "De la Eurocopa esa"
B- "Entonces se refiere al avión en que viene la selección"
A- "Sí, claro, el Milagros García. ¿De qué compañia es?"
B- "Un momento... Privilege"
A- "¿Cómo?"
B- "Privilege"
A- "¿Cómo?"
B- "Privilege"
A- "¿Cómo?"
B- "Privilege"
A- "Mire, no le entiendo, deletréemelo"
B- "P-R-I-V-I-L-E-G-E"
A- "¿Cómo?"
B- "P-R-I-V-I-L-E-G-E"
A- "¿Cómo?"
B- "P-R-I-V-I-L-E-G-E"
A- "No me suena la compañía 'Privilegio'" (corrígela si tienes cojones)
B- "Es una compañía charter"
A- "¿Chartres?"
B- "No, charter"
A- "¿Se llama 'Chartres'? ¿No se llamaba 'Priviliegio'?"
B- "No, quiero decir que la compañía Privilege opera vuelos charter"
A- "¿'Chartres' o 'Privilegio'?"
B- "... 'Privilegio'"
A- "¿Y 'Chartres'?"
B- "Son los vuelos que no son regulares"
A- "Pero este es regular, porque ha llegado" (esto es lógica y lo demás tontería)
B- "Ehh.. claro, tiene usted razón..." (¿para qué discutir más?)
A- "¿Tiene el teléfono?"
B- "Sí, tome nota, 91.393.71.37"
A- "¿Cómo?"
B- "91.393.71.37"
A- "¿Cómo?"
B- "91.393.71.37"
A- "¿Cómo?"
B- "91.393.71.37"
A- "O sea, 37.931.92.57" (joder, ni uno)
B- "No, 91.393.71.37"
A- "¿Cómo?"
B- "91.393.71.37"
(...)
A- "¿Y ese es el teléfono de 'Privilegio' o de 'Chartres'?"
B- "Es el teléfono de Milagros García" (por devolvérsela que no quede)
A- "No, ese no es mi teléfono... Ahhh, el del avión..."
B- "Eso mismo"
A- "Pues ahora mismo les voy a llamar, porque le han puesto mi nombre al avión y ni me han pagado nada ni me han pedido permiso..."
B- "Hace usted muy bien"

Nota: Si por un casual lee esto la persona de Privilege que atendió la llamada de Milagros García, por favor, que comparta su experiencia y de paso se ahorre el psicoanálisis.

- El gol de Marcelino. 44 años han tenido que pasar para que en la historia del balompié ibérico el nombre de Marcelino se vea al fin acompañado del de unos jugadores que, conducidos por un Luis Aragonés al que personalmente he criticado bastante por ningunear al mejor futbolista español de los últimos 20 años (para qué pronunciar su nombre), han hecho posible que las diferencias ideológicas, políticas o religiosas nos la trajese al pairo a medio país. Sólo por esto, y por haber tenido que esperar demasiado tiempo, me uno al visceral grito de ¡ESPAÑA!, como contrapunto a todas las veces que se han perdido las esperanzas puestas en el combinado nacional (gracias, Salinas). Además, qué coño, por una vez que todo el mundo dice sentirse orgulloso de ser español (por fin sin connotaciones políticas ni de ningún otro tipo, qué distinto es ver a la gente salir a la calle con la bandera rojigualda sólo para celebrar un título deportivo), no se va a desaprovechar la ocasión, no sea que tengamos que esperar otros 44 años, que para entonces no tendrá uno el cuerpo para jotas (aunque, visto lo visto, bien podría ocupar el puesto de seleccionador nacional...).