22 mayo 2008

Siamo come il sole a mezzogiorno baby...

Hace unos días me comentaba alguien que oir el nombre de Jovanotti le retrotraía a los tiempos telecinqueros de "La quinta marcha". Ya habrá tiempo de retrotraerse a esos años, de una forma más canallesca y legendaria si cabe en próximos posts, pero ahora toca hablar de este tipo, de Jovanotti. Decir que sigue vivo, que hace unos meses sacó disco nuevo, "Safari" y que sigue haciendo enormes canciones más allá de las dos o tres que sonaron en la España olímpica. Más que recomendable un paseito por la mula para rebuscar entre su discografía. De "Safari" me gustaría compartir este tema, "Mezziogiorno", una de esas canciones que le suben el ánimo a uno, aunque ya lo tenga por las nubes...

Caselli d'autostrada tutto il tempo si consuma
Ma Venere riappare sempre fresca dalla schiuma
La foto della scuola non mi assomiglia più
Ma i miei difetti sono tutti intatti
E ogni cicatrice è un autografo di Dio
Nessuno potrà vivere la mia vita al posto mio
Per quanto mi identifichi nel battito di un altro
Sarà sempre attraverso questo cuore
E giorno dopo giorno passeranno le stagioni
Ma resterà qualcosa in questa strada
Non mi è concesso più di delegarti i miei casini
Mi butto dentro vada come vada
Siamo come il sole a mezzogiorno baby
Senza più nessuna ombra intorno...baby
Un bacio e poi un bacio e poi un bacio e poi altri cento
Teoricamente il mondo è più leggero di una piuma
Nessun filo spinato potrà rallentare il vento
Non tutto quel che brucia si consuma
E sogno dopo sogno sono sveglio finalmente
Per fare i conti con le tue promesse
Un giorno passa in fretta e non c'è tempo di pensare
Muoviamoci che poi diventa sera...
Siamo come il sole a mezzogiorno baby
Senza più nessuna ombra intorno...baby
Gente che viene
Gente che va
Gente che torna
Gente che sta
Il sole se la ride in mezzo al cielo
A guardare noi che ci facciamo il culo
E' un gioco
Mezzogiorno di fuoco
E' un lampo
Sulle armature
In guardiaNiente da capire
Mi specchio
In una goccia di sudore
Siamo come il sole a mezzogiorno baby
Senza più nessuna ombra intorno...baby.

21 mayo 2008

Colour like no other


70.000 litros de pintura no tóxica, 622 barriles de explosivos, 455 morteros, 1.700 detonadores, 330 metros de tuberías, 57 km de cable de cobre, un equipo de 200 trabajadores, 2 semanas de rodaje y "La gazza ladra" de Rossini de fondo. El resultado es, a mi parecer uno de los mejores anuncios de los últimos años. Nada de efectos digitales, si hay que volar por los aires un complejo residencial abandonado o cubrirlo por entero de pintura, se hace y listo.

La pieza fue rodada en Glasgow en julio de 2006, y no se iba a librar de las paranoias de los cuatro locos de siempre, que criticaron ferozmente el anuncio por los nefastos resultados que iba a provocar en la psique del espectador semejante homenaje a las explosiones. En el más que recomendable making of del anuncio se aprecia el brutal sonido de la pirotecnia, pero aún así los escoceses son bastante raritos, también a mi parecer.

03 mayo 2008

Maya y Picasso

Creo recordar que corría el mes de noviembre de 1999. Por aquél entonces trabajaba en Telemadrid, en informativos, en una sección -la de información local- en la que tocaba cubrir desde un accidente de tráfico hasta la primera nevada invernal en la región (pasando por cientos de cosas más, como el hallazgo de una seta de colosales proporciones por un vecino de Barajas, algún día hablaré de ello). Pese a que era un área independiente en los informativos, la cultura también salpicaba la sección en la que trabajaba, y aquella tarde de mayo tocaba cubrir una amplia exposición de grabados y esculturas de Picasso en el cuartel de Conde Duque.

Llegamos pronto, antes de la inauguración, y tuvimos la inmensa suerte de que los responsables de la muestra nos dejasen entrar para ir grabando recursos de la exposición antes de que aquello se llenase de gente. Mientras el cámara fue grabando primerísimos planos detalle tanto de las pequeñas esculturas como de los grabados, sin nada mejor que hacer entretanto, fui recorriendo la sala, disfrutando de los detalles de genialidad que condensaban las obras. El sepulcral silencio previo a la inauguración y la soledad de la sala invitaba a imaginar que éramos -el cámara, el ayudante de cámara y yo- los primeros privilegiados que veían esas obras. Cuando nos avisaron de que iba a procederse a inaugurar la exposición, ya habíamos disfrutado de un tiempo que se nos antojó precioso para recorrer toda la sala.

Al frente de una masa de funcionarios municipales, inaugurando la muestra, iba el que posteriormente se convertiría en Secretario de Estado del Deporte, Juan Antonio Gómez Angulo, por entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid. A su lado, tímida y risueña, una mujer de de avanzada edad, tremendamente elegante en las formas, y que conservaba el mismo brillo en los ojos de quien daba nombre a la exposición. Herencia genética se llama ahora.

En honor a una hermana prematuramente muerta, Pablo Ruiz Picasso llamó a esta mujer, su hija, María de la Concepción. En casa del pintor todos la conocían por Maya, pues su verbo infantil, cuando empezó a hablar, así distorsionaba su nombre, María. Maya Picasso.

Mientras el cámara prestaba atención a la comitiva, a los comentarios y explicaciones de Gómez Angulo y la hija del pintor sobre cada obra, el ayudante de cámara tuvo la idea de pedirle a aquella que le dedicase el catálogo de la exposición. Sobra decir que la mitomanía no atiende a razones y que intenté hacer lo mismo. La escena al principio tenía su comicidad; el concejal y la invitada de excepción contemplando y comentando las obras, y de entre la masa que marchaba en procesión detrás, el ayudante de cámara y yo con los catálogos. Según ganábamos posiciones, las miradas de Gómez Angulo aumentaban en irascibilidad. Sabíamos plenamente que molestábamos, de una forma ya abusiva si teníamos la intención de pedirle una firma a la buena mujer en pleno recorrido por la sala. "Un momento, por favor, ahora cuando terminemos la visita ya les dedica el catálogo" terminó diciéndonos el concejal ante nuestra insistencia, visiblemente molesto.

Viendo sin embargo que la mujer sonreía divertida ante nuestro intento de romper el protocolo, y escudándome en que teníamos que irnos pitando de allí para editar la pieza, insistí en que tan solo era un momento. La mujer pareció encantada de dedicarnos unos instantes. Tras preguntarme el nombre para "dedicarme" el catálogo, pidió mi opinión sobre la exposición. Para desesperación de la comitiva, hablamos un par de minutos y no se porqué terminé preguntándole por su padre. "Era un padre... normal. Muy bueno. Supongo que como todos los padres".

Tras pedir mil disculpas a Gómez Angulo y al resto de autoridades, el concejal, contagiado de la risa de la hija del prolífico artista, se despidió de nosotros con una última reprensión ya desprovista de enfado. Y no le faltaba razón al hombre, porque nos saltamos el protocolo con alegría. Ya en la calle miré la dedicatoria. "Para José Carlos, primer que conozco en Madrid. Gracias por tu patiencia".

La frase aún resuena en mi cabeza, cargada con un marcado acento francés. Y tampoco me olvido de la sonrisa de aquella mujer, de su tremenda amabilidad, de su elegancia y de su humildad.

Maya con muñeca

Maya Picasso. La misma que juega con una muñeca a la tierna edad de tres años en uno de los cuadros que pintó su padre. Cuadro que forma parte de la colección del Museo Picasso de París y que gracias a una bendita reforma, he podido contemplar hoy en el Reina Sofía, lugar en el que han recalado por unos meses todas las obras del pintor expuestas en la capital francesa mientras duran las obras de acondicionamiento. Una exposición sobrebia, necesaria y agotadora. Por volumen -más de 400 obras, a las que se suman los fondos del museo madrileño, como el Guernica y todos sus estudios- y por intensidad.

Bien es cierto que gran parte de la producción del pintor que alberga el Reina Sofía fue expuesta con criterio hace un par de años en la exposición "Picasso, tradición y vanguardia", pero esta ha sido una oportunidad única para poder complementarla con los fondos del museo parsisino. Aún así, si no ha habido suerte, y teniendo en cuenta de que la reapertura del centro en la capital francesa es inminente, tras una nueva visita al Reina Sofía, bien podríamos repetir, con la misma emoción con que Rick se despedía en Casablanca de Ilsa aquello de "siempre nos quedará París".