17 septiembre 2008

La noche en blanco

Que si Madrid es un paraíso artístico y cultural, que si otro año más la cultura y el arte se juntan para robarle el sueño a los madrileños, y hacerles partícipes de bla, bla, bla. Noche en blanco. Noche en blanco polar. Buena idea y buenas propuestas, sí señor; algo que con toda seguridad también pensarán las buenas gentes de París, Bruselas, Riga, Roma, Bucarest y La Valetta, ciudades hermanadas en este despiporre cultural. A nivel general, desconozco los resultados en estos países y la ideosincracia y carácter puntual de estos ciudadanos europeos, pero en España es nombrar la palabra "gratis" y la gente enloquece.
La gente no se echa masivamente a la calle por un literal amor al arte; por lo menos la inmensa mayoría. Por lo que a mí respecta, ha podido ser mi tercera y última incursión en esta feria, en la que parece necesario echarse a las calles como si se celebrase el final de una guerra. Celebrar. Gran verbo que los medios -todos- han conjugado hasta el hastío con el complemento directo del sustantivo "cultura". Los ciudadanos se echan a la calle para celebrar la cultura. En caso de que la cultura mereciese ser celebrada -bueno, excusados quedan los que celebran descubrirla por primera vez y comprueban que por lo general no tiene efectos secundarios-, no veo esa necesidad de hacerlo público. No creo que lo lógico sea echarse a la calle cual lemming, lo normal sería dejarse caer por un museo o exposición -que se hizo-, pero no sólo por este orgiástico festín, aprovechando otras fechas menos masificables.
Ingenuo de mí, el primer intento por celebrar esta noche en blanco fue la exposición Tesoros sumergidos de Egipto, en las naves del Matadero, que abría sus puertas a las 20.30. Una hora más tarde allí estaba. La cola desaparecía en el horizonte. Los 13 euritos de la entrada me duelen lo que a todo el mundo, pero la cola la espera Rita. Como cuando la cultura deja de ser gratis interesa menos, no tendré que esperar colas para cuando pague la entrada en próximas fechas. Y después podré decir que bien mereció pagarla o quejarme de lo que quiera. Dándose un paseito por la información que genera esta noche en blanco, uno se da cuenta de la cantidad de críticas que afloran sobre las actividades, eventos y exposiciones. Quejas por las colas, por la falta del interes presupuesto hacia lo visitado, por modificaciones del programa... Incluso hubo quien tildó de vergüenza el hecho de que Jade Kinder-Martin, el funambulista que iba a cruzar del Instituto Cervantes al Círculo de Bellas Artes sobre el alambre, cancelase su performance por el peligro que suponía el viento. Coño, hazlo tú. ¿Has pagado algo por verlo? ¿llevas dos horas esperando en la calle Alcalá -con una temperatura de lo más fresquita- obligado por alguien? Hay gente que parece no caer en estos dos puntos: 1, las actividades son gratuítas, y 2, uno está allí porque quiere. Que dirán que gratis del todo no es, que lo pagamos con nuestros impuestos (cómo se le llena la boca a la gente cuando habla de sus impuestos), aunque la financiación de los eventos sale de los fondos de la UE y de iniciativas privadas -leánse publicidad y patrocinios-.

Volviendo al tema de las titánicas colas, comprobadas e imaginadas en la mayoría de museos y centros plegados al interés de las masas, tocó huir hacia lugares menos publicitados, con menos resonancia mediático-popular. El año pasado fue la Fundación Lázaro Galdeano, y este la recoleta ermita de San Antonio de la Florida. Que ambos lugares se pudiesen disfrutar sin aglomeraciones ni estridencias no creo que se debiese a que estén todo el año abiertos o a que no se cobre entrada. El hecho de no encontrarse el emplazamiento del edificio en el triángulo Atocha - Sol - Cibeles le resta protagonismo. A mucha gente le da igual qué ver o qué visitar en esta cita, lo importante es que sea gratis y que esté en el centro. Durante años he pasado cientos de veces delante de la puerta de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, entre Sol y Cibeles, y nunca jamás ví colas a la entrada; las del sábado -y bien entrada la noche- eran importantes.
En estos tiempos de crisis, un ahorrillo a la hora de acceder a la cultura (lo bueno es poder acceder a ella, más allá de celebrarla) se agradece. Las muestras y exposiciones extraordinarias de museos o centros afines también. El problema de esta socialización del arte es que en muchos casos desaparece el criterio, por más motivos o intereses que tenga la masificación. Siempre habrá soluciones, como en este año el caso de la ermita de San Antonio de la Florida. Ahora bien, las visitas a centros que abren todo el año no creo que vuelvan a coincidir con una nueva edición de la noche en blanco.
Lo triste del asunto es que muchos pasaron la noche precísamente así, en blanco, por no poder cumplir con el mapa de ruta trazado, con un buen puñado de exposiciones o museos con colas kilométricas y que, sin más remedio, quedarán para futuras celebraciones culturales.

07 septiembre 2008

El Lute

Cuenta la leyenda que fueron los dos guardias civiles de la foto los que solicitaron que la imagen pasase a la historia. El personaje al que flanquean era por entonces el más buscado por la justicia a mediados de los años 60 en España. Eleuterio Sánchez, El Lute. Cómo no iban a querer salir en la foto, habida cuenta de la presa que habían trincado.
De lo que no había constancia era del alcance que habían logrado las desventuras de El Lute allende nuestras fronteras. Que Sabina o cualquier otro cantautor mencione o glorifique su figura podría resultar normal y lógico, aunque sólo fuese por haber puesto en solfa a las beneméritas fuerzas del orden público en tiempos de Franco.
Pero que fuesen los mismísimos Boney M, los que parieron éxitos, qué digo éxitos, auténticos himnos de la música disco universal (Daddy Cool, Rasputín, Ma Baker, Rivers of Babylon...) los que loasen las andanzas de El Lute podría sonar a coña marinera. Craso error. A continuación la prueba y la letra de esta oda a este Robin Hood ibérico, que no es que lo diga yo, por poco que se entienda la lengua de Skakespeare y de Victoria Beckham, veréis que no me invento nada....

This is the story of El Lute
A man who was born to be hunted like a wild animal
Because he was poor
But he refused to accept his fate
And today his honor has been restored

He was only nineteen
And he was sentenced to die
For something that somebody else did
And blamed on El Lute
Then they changed it to life
And so he could escape
From then on they chased him
And searched for him day and night
All over Spain
But the search was in vain for El Lute

He had only seen the dark side of life
The man they called El Lute
And he wanted a home just like you and like me
In a country where all would be free
So he taught himself to read and to write
It didnt help El Lute
He was one who had dared to escape overnight
They had to find el lute

Soon the fame of his name
Spread like wild fire all over the land
With a price on his head
People still gave him bread
And they gave him a hand
For they knew he was right
And his fight was their fight

No one gave you a chance
In the Spain of those days
On the walls every place they had put up
The face of El Lute
And he robbed where he could just like once Robin Hood
They finally caught him and
That seemed the end
But they caught him in vain
Cause a change came for Spain
And El Lute

He had only seen the dark side of life
The man they called El Lute
And he wanted a home just like you and like me
In a country where all would be free
And then freedom really came to his land
And also to El Lute
Now he walks in the light of a sunny new day
The man they called El Lute

PD. Me juego lo que queráis a que el próximo verano la versiona David Tavare.

Apartamentos playeros

Como muestra del innegable servicio público para el que siempre estoy dispuesto, sirvan estas líneas para dar ideas a cualquier empresa constructora que quiera poner nombre a un nuevo bloque de apartamentos playeros (en caso de que o bien no se hayan percatado de la crisis del sector, o bien se hayan aventurado, echándole un par, a seguir redecorando las costas con más y más complejos urbanísticos).
Para el que no lo sepa, los nombres de los bloques de apartamentos playeros siguen unas inquebrantables normas fuera de las cuales no cabe especular (verbo que, hablando de estos temas, viene al pelo). La regla de oro es sencilla: contamos con un número limitado de sustantivos, a saber, playa, mar, sol y brisa; estos son los 4 elementos principales. Y a combinar: playamar, playasol, playabrisa, marplaya, marsol, marbrisa, solplaya, solmar, solbrisa, brisaplaya, brisamar y brisasol. Y punto.
Claro, que luego hay desgraciados que perpetran cosas como la de la foto, tomada en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria. Pobrecicos míos...

03 septiembre 2008

In the summertime...

Lo cantaba Mungo Jerry, pero la lista de canciones dedicadas al verano es interminable: The summer wind (Frank Sinatra), Summer nights (John Travolta y Olivia Newton John), Summertime blues (Eddie Cochran)... y en castellano también le han cantado a la canícula Fórmula V, Los Diablos, Los Rebeldes y hasta el mismísimo Fary. Pero de todas las canciones me quedo con la crepuscular El final del verano del Dúo Dinámico (tema seguramente hermanado con el The end de The Doors), melancolía pura por las profundas vivencias finiquitadas en la operación retorno. Si me quedo con ella es por hacer memoria del verano a toro pasado, ya que los 40 (sí, 40) días que me quedan de vacaciones hasta final de año me hacen inmune al malrrollismo del septiembre postvacacional, cuando proliferan las caras de asco en el metro. Y no es que me haya pasado el verano sin vacaciones, en plan workaholic, más bien, todo lo contrario, a saber...

Escapada a la semana negra de Gijón. Aún con la música del concierto del Bernabéu en la cabeza, la semana negra de Gijón fue la excusa perfecta para dejarse caer por allí, para disfrutar de hospitalidad, inmejorable compañía y transcendentales conversaciones entre culines de sidra. Ah, y aprovechando la coyuntura literaria, por fin me hice con el volumen de Arkham Asylum, que me llevaba tentando desde hace bastantes años.

Y de semana negra a semana azul, azul del mar y del cielo de Gran Canaria. De la playa a la piscina y de la piscina a la playa, excursiones por la isla, paseos, fotos, mojitos y caipirinhas y una pegadiza cancioncilla que amenizaba la terraza del hotel y que he de conseguir cueste lo que cueste. Detalles como la plaga de guiris (cuya pigmentación iba del rojo cangrejo al socarrat) en el hotel o la clásica avioneta que sobrevuela la playa anunciando discotecas para aquéllos, complementaban esa imagen de vacaciones playeras de las de toda la vida, que apetecían bastante, vaya.

Agosto en Madrid le da a uno la oportunidad de disfrutar de la ciudad sin agobios, de exposiciones como la de Alphonse Mucha en el CaixaForum (achtung! en la puerta había una performance de videoarte, lagarto lagarto) o la de Goya en tiempos de guerra en el Prado, y alguna más que aún está pendiente. Ni colas ni gente pegándose por ver un cuadro en concreto, gloria bendita.

Asistir a dos bodas, en julio y agosto y, habida cuenta de las localizaciones, no haberme derretido por el calor hasta fundirme con el pavimento ya es un logro. Ver a los protagonistas del día contentos y reencontrarse con gente que tenías ganas de ver bien merece incluso la no tan remota posibilidad de la licuación espontánea.

Y también reuniones familiares, con amigos, cumpleaños -uno con especial protagonismo de Russ Meyer (buscad en imdb.com)-, escapadas a la sierra y madrugadas tragándome hasta el bádminton olímpico por no tener ordenador con el que perder el tiempo. Sus días acabaron con el verano, pero en ese sentido septiembre también ha empezado bien, con otro nuevecito (gracias chicos) que ya lo quisiese la NASA. Y según se apagan los ecos de la canción del dúo De la Calva / Arcusa, se va desperezando un otoño que no es sino una cuenta atrás para más momentos que están haciendo de este 2008 uno de los años en los que más ilusiones se han ido cumpliendo.