28 abril 2008

Caixa Forum vs. Casa Encendida

No se si será por ley, por decreto o porque sí que las cajas de ahorros están obligadas a realizar obras sociales, por exenciones fiscales o por algo similar; esto me lo explicó una vez un buen amigo metido a empleado de banca hace ya bastante tiempo. Sea como fuere, por mucho que presuman de filantropía, su altruismo se debe a causas más materiales. Y aún así realizan una extraordinaria y loable función desarrollando programas de integración o de recuperación de patrimonio histórico. Dentro de esta obra social también cabe una preocupación por la cultura y el arte, por acercarlos al vulgo. Y es en ese punto donde surgen en Madrid espacios como la Casa Encencida, de Caja Madrid, y el Caixa Forum, de la Caixa. El yin y el yan.

Durante bastantes años, la Casa Encendida de Caja Madrid, ha sido -y seguirá siendo- el foco cultural que guía los pasos de los bohemios de baratillo, de los que van de modernos y de intelectuales por la vida. Hoy en día, para ser bohemio, moderno e intelectual basta con llevar unas gafas de pasta, vestir oscuro, llevar chapitas, tener el ipod cargado de canciones de Leonard Cohen, Björk, Tom Waits y de cualquier grupo que cante en francés, de ayer, de hoy pero nunca de siempre. Tampoco viene mal ir peinado como si te hubiese lamido la frente un caballo y hablar delicias del cine iraní. Llevar cara como de oler mierda todo el rato, en clara sintionía con el desprecio por la omnipresente vulgaridad del entorno, es opcional. La Casa Encendida es su templo. Exposiciones sobre fotografía contemporánea con omnipresentes referencias a la solidaridad -discutiblemente entendida-, mucho videoarte, mucha performance alternativa... Todo muy moderno, muy alternativo, muy enriquecedor, muy... ¿aburrido? Es mi opinión, personal y plenamente transferible: quizá si un día decido adoptar una pose bohemia lo consideraría digno de un mínimo interés, del mismo modo que mostraría un solaz desprecio por quienes escriben blogs contando su visión de las cosas. La mía sería la única y verdadera (si no lo es ya, lógicamente).

Por otra parte hablaba del CaixaForum; dentro de un edificio a la vanguardia del diseño industrial, encastrado en el Paseo del Prado y flanqueado por una enorme pared vegetal que no deja de resultar curiosa, ayer conocí de primera mano este espacio cuyo carácter cultural me parece más apropiado y universal que el que patrocina Caja Madrid. Será por el enorme interés que posee la exposición "El pan de los ángeles", procedente de la galería de los Uffizi, en la que un total de 45 obras se centran en la figura de Cristo como redentor del pecado humano. Será porque en torno a la exposición giraba gente de todo pelaje y edad, incluidas parejas de jubilados de los que meriendan en Riofrío. Será por la intersante exposición sobre carteles de Alphonse Mucha que sucederá a la actual en poco menos de un mes.

Por mucha pose que se quiera mantener, me resulta un tanto difícil no rendirse al interés que plantea una exposición procedente de los fondos de una de las pinacotecas más importantes del mundo (la florentina galería engloba la práctica totalidad del renacimiento pictórico), por poca pasión que se demuestre por la pintura. Las cifras que arroja el volumen de asistencia hasta el momento de este espacio así lo confirman.

Y que quede claro que no ninguneo las no menos interesantes exposiciones que realiza la Fundación Caja Madrid -como la dedicada a Modigliani, hasta mediados de mayo-, pero hablamos de espacios socio culturales en los que cabe de todo. Y ahí, visto lo visto, sale ganando el Caixa Forum, pues pasando del aura moderna y transcendental de la Casa Encendida, tienen cabida exposiciones como la ya mencionada, mesas redondas sobre Josep Plá o coloquios sobre la zarzuela (tema que, como los matrimonios de jubilados de los que antes hablábamos, no parece nada moderno). Este populismo será a fin de cuentas el motor que hará seguir viva la Casa Encendida, que seguirá contando con su caterva de modernuquis que celebren y loen exposiciones como esta.

Habrá que seguir de cerca la programación del CaixaForum para saber si la maravillosa oferta del centro se mantendrá en consonancia con la actual o si sólo es una estrategia para darse a conocer, reorientando posteriormente su dirección hacia terrenos más cajamadrileños. Recemos por lo primero.

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